21/5/10

112. CONOCIENDO A POE... y a su gato (y 2)




y aquí las dos últimas páginas del relato.










TAREA:
Alojen aquí sus Finales alternativos...
Recordamos
las Pautas ya indicadas en el aula:
-Todo cuento debe generar un efecto, como el suspense, miedo o terror, crear una impresión.
-El cuento es como un problema matemático para el lector, donde el desenlace de la historia es la resolución del problema.
-Por lo tanto, se debe escribir con vistas al desenlace, con la continuación de los indicios presentes en el texto.
-La verdad es una enigma que se revela al final, es decir, la revelación del misterio, donde un final abierto rompería la unidad de efecto.
-Por último, un título alternativo al cuento con la introducción del final creado.

¡¡Atención!!
Se recuerda que la tarea debe estar entregada, como máximo, el miércoles 26


El enlace a la peli:

1ª parte
2ª parte

Y más cuentos de POE





38 comentarios:

Jose Carlos 4ºA dijo...

- Final alternativo:

Después de que el grupo de policías, subieran escalera arriba y hubieran abandonado la casa, me invadió una gratificante sensación de éxito por cómo había ocultado el crimen. Aunque ahora que recordaba... ¿Y el gato?.
Lo busqué por segunda vez por toda la casa, inspeccioné cada rincón de nuevo, pero ni rastro. Quizás había entrado en razón y huía de mí, no lo sé. Al fin me había librado de él. Me decidí, ya al anochecer, de descansar en mi habitación, en el piso de arriba, e inesperadamente, allí apareció el gato, en el rellano de la escalera, invitándome a abrirle la cabeza con el hacha culpable de la muerte de mi mujer. Lo perseguí por toda la casa, armando un jaleo estruendoso. Ya que no lograba alcanzarlo, recordé que hacía un tiempo había adquirido un arma, un rifle de caza exactamente, para cualquier imprevisto que surgiera. Lo agarré en mis manos y preso de mi obsesión por acabar con el animal, disparé repetidamente sin darme cuenta de lo que podían advertir los vecinos, estos advirtieron a la policía que se dirigía de nuevo a mi casa. Yo mientras tanto, perseguía al culpable de todas mis desgracias por la casa hasta que llegué al sótano, donde el felino intentó aferrarse a la pared donde yacía mi mujer y allí lo freí a balazos, pero para mi desgracia la pared se habia dañado y a traves de los agujeros echos por los perdigones, brotaban pequeñas gotas de sangre casi coagulada y muy espesa, que advirtieron los policías que con sorprendente rapidez, habían echado la puerta abajo y estaban allí, observando la atrocidad que había cometido. Procedieron a inspeccionar la pared en la que hallaron el cadáver y mi culpabilidad.

2. Título alternativo: "Gatofobia"

Vicky 4ºA dijo...

-Título alternativo:

Un gato también puede ser un gran enemigo.

-Final alternativo:

A los dos meses después, me encontraba mejor que nunca, ya no tenía el demonio en mi casa pero echaba de menos a mi esposa.

Entonces supe que mi esposa lo que hubiera querido sería reformar la casa quemada, y hacerla toda nueva. Poco a poco empecé a hacer la casa. Los vecinos un poco extraños ya que dos meses anteriormente había perdido a mi mujer empezaron a levantar sospechas como si la hubiera matado yo.

Al día siguiente, mientras estaba reformando las paredes de la cocina, los policías entraron en la casa, tenían una orden para poder registrarla y como no, yo no podía decir nada, ellos son la ley. Al terminar de ver la casa dijeron que todo estaba en orden, pero que si tenía algún sótano o garaje. Yo no le podía decir que no porque si no levantaría mas sospechas de las que podía haber causado. Entonces los policías bajaron poco a poco las escaleras hacia el final del sótano. Al mirarlo y registrar todos los armarios, la lavadora, la secadora y todo aquel mueble o electrodoméstico que pudiera tener puertas decidieron que allí no había nada, que habían ido para registrar una casa solo en obras y no servía de nada.

Al estar subiendo las escaleras para irse por fin de la casa, oyeron un ruido extraño y me preguntaron que si tenía algún gato, y yo le dije que no, que para nada, que en su día tuve uno, que se me murió y no quería recordar más esos pobres animales.

Creo que en ese momento la fastidié porque bajaron de nuevo al sótano y empezaron a registrar otra vez. Yo cada vez estaba más nervioso, tenía todos los músculos temblando y las manos sudando. Los policías se pudieron percatar de lo que me estaba sucediendo y me preguntaron que si me sentía bien, yo le dije que sí que es que nunca me gustaba estar en el sótano y menos mucho rato.

De repente uno de los policías sin querer se calló y se dio contra la pared donde se encontraba mi mujer emparedada. Entonces pudo notar que había algo raro, que la pared allí era distinta, entonces llamo a un juez y le pregunto que si le daban la orden para tirar una de las paredes de la casa.

Cuando empezó a tirar la misma pared en la que estaba mi mujer, yo ya supe que ese era mi final, y así fue, encontraron el cuerpo de mi mujer desangrado en la pared, y como no el demonio estaba con ella.

unai dijo...

Final alternativo:

- Varios días después del asesinato, ya estaba muy tranquilo y estube varios días tirado en el sofá.
Ya no querá saber nada ni volver a pensar en mi mujer ni en aquel gato. Pero una noche tube un sueño muy raro, soñé que tocaban en mi casa y yo con normalidad fuy a abrir.
Una vez abierta la puerta no podía imaginar lo que vieron mis ojos, era mi mujer dos gatos que había matado.
No supe como reaccionar y muerto de miedo empezé a correr por toda la calle sin parar.
Me estaba volviendo mas loco de lo que ya estaba, y pensé que nunca volvería a mi casa por si los volvía aver.
No podía entender como estaban allí si los había matado y emparedado en mi propia casa, ya no podía más y pensé en sucidarme , pero no tenía la suficiente valentía en hacerlo. Y por eso me dí cuenta que yo solo tenía sangre fría para matar a otras personas, pero que al verme en una situación muy mal y poder matarme era un cobarde. No podía hacerlo no era lo suficiente capaz.
Y decidí vivir debajo de un puente donde habían muchos vagabundos y me acogieron sin problemas.
Al principio estaba muy agusto con ellos pero poco a poco empezé a discutir y me dí cuenta que me pasaba lo mismo que con mis gatos y mi mujer, que al principio todo va bien, hasta que saco mi demonio.
Una tarde me transforme y tras una discurción mate a un vagabundo que la verdad era muy buena persona.
Todos fueron contra mi y me echaron de hay.

Yo me fuy y después de muchas horas caminando sin saber a donde, decidí que lo mejor sería dejar de seguir asiendo daño a la gente y aunque la anterior vez no fuy capaz ahora si.

Cogí un cuchillo y me lo clave por todas partes y mientras lo hacía no dejaba de pensar en mi pobre mujer.

Título alternativo:
" Mi mente perversa. "

Bárbara Marrero 4ºA dijo...

Al cuarto día del asesinato el vecino, Paco, de enfrente tocó en la puerta. Yo lo hice pasar pero no al sótano, por si sospechaba algo.
Nos tomamos una cerveza y estuvimos hablando casi una hora, hasta que al fin me pregunto por el monstruo que me atormentaba, el gato.
Le respondí con indiferencia: - supongo que se ha marchado.
En ese instante fue cuando escuché el tenebroso maullido de este y el vecino desconcertado pregunto: -¿No es ese tu gato?
Sin dudarlo un instante cogí el cuchillo que estaba encima de la mesa y lo apuñale cuatro veces. Cuando vi que no reaccionaba y dejaba de gritar, lo llevé al sótano. Volví a la cocina para limpiar todo rastro de sangre y para desasirme del arma. Rápidamente bajé al sótano, pero ya Paco no estaba. Se había escapado por la puerta trasera del sótano. Salí en su busca, pero no lo encontré. Supuse que habría llamado a la policía.
Fui de inmediato a recoger mis pertenencias para huir, pero cuando salí por la puerta del sótano ya me estaban esperando.
Los policías que una y otra vez habían registrado mi casa, estaban esperándome. En un instante se abalanzaron sobre mí, sin dejar quisiera moverme, me esposaron y me llevaron a comisaría. Una vez allí me interrogaron unas veinte veces y nada decía. En una de estas mi lado bueno y humilde o lo poco que me quedaba de ello, se apoderó de mi. Lo confesé todo, y cuando digo todo es todo, hasta lo de mi mujer emparedada. Se quedaron atónitos ya que habían registrados en varias ocasiones la casa, sin pista alguna.

Itahisa 4ºA dijo...

Final alternativo.
Tras la visita de los policías el trascurso de los días pasaba lento. Llevaba ya 3 días o más sin encontrar indicios del endemoniado gato, aún así temía que volvería a verlo tarde o temprano. Y así fue. A la mañana siguiente, mientras me suministraba mi acostumbrado trago de ginebra y me disponía a sacar la basura, lo vi entre los arbustos que rodeaban el jardín vecino. Una cólera inmensa y un odio hacia el animal se apoderaron de mí. Salí a su encuentro. Corrí tras él con la intención de apoderarme de su cuerpo, mientras pensaba en estrangularlo entre mis manos pudiendo ver así su cara de dolor. Sin embargo el animal, tan astuto como era, se dispersó y desapareció en medio de la inmensa extensión del jardín y no pude lograr verlo.
Después de ese suceso mi mente no dejaba de pensar en mi mujer mientras paseaba por la enorme avenida de mi pueblo. Cuando regresaba a casa se me acercó un vecino haciéndome preguntas sobre su desaparición. Lo invité a pasar. Me hablaba, comentaba lo sucedido, mientras, yo, absorto en mis pensamientos lo único que pude escuchar fue que me ulpabaa de ello. Presa de la desesperación, con la misma hacha que había matado a mi mujer, lo degollé vivo.
Dos muertes en menos de una semana. Estaba tranquilo, ni una pizca de mi cuerpo se estremecía al pensar en ello. Pero esa misma noche, tras una larga velada en la que en mi cuerpo más que cantidad de sangre poseía alcohol, me dirigí a la comisaría más cercana. Presa de la embriaguez que gobernaba mi cerebro no logré ver como el endemoniado gato negro me acompañó durante todo el camino, como si fuera él quien con su mirada penetrante me obligaba a hacerlo, a confesarlo. Así fue, llegué y no hice más que contárselo al primer guardia que encontré despierto. Me arrestaron y aquí estoy, un día antes de mi muerte, contando lo sucedido, y cómo este maldito gato me ha traído hasta aquí.
Conseguí matarlo a él también, no podía dejarlo vivo, no mientras por su culpa fuera condenado. La misma noche que me arrestaron, él se vino conmigo a la celda y allí le hice pagar de la forma más dura todo lo que por su culpa había pasado.

Título alternativo: Indicios de locura.
Me parece que puede ser un título alternativo ya que todo lo que le sucede al hombre del cuento de Edgar Allan Poe, es debido al trastorno que sufre por la bebida y a que tiene continuas alucinaciones por ello. Es también un título que refleja que el alcoholismo genera una tendencia a crear demencia en la persona que lo consume.

Bárbara Marrero 4ºA dijo...

*Perdonen es que subí mi comentario sin poner el enunciado y sin poner mi título alternativo. Aquí les dejo el que está bien. Gracias!!

1) Final alternativo:
Al cuarto día del asesinato el vecino, Paco, de enfrente tocó en la puerta. Yo lo hice pasar pero no al sótano, por si sospechaba algo.
Nos tomamos una cerveza y estuvimos hablando casi una hora, hasta que al fin me pregunto por el monstruo que me atormentaba, el gato.
Le respondí con indiferencia: - supongo que se ha marchado.
En ese instante fue cuando escuché el tenebroso maullido de este y el vecino desconcertado pregunto: -¿No es ese tu gato?
Sin dudarlo un instante cogí el cuchillo que estaba encima de la mesa y lo apuñale cuatro veces. Cuando vi que no reaccionaba y dejaba de gritar, lo llevé al sótano. Volví a la cocina para limpiar todo rastro de sangre y para desasirme del arma. Rápidamente bajé al sótano, pero ya Paco no estaba. Se había escapado por la puerta trasera del sótano. Salí en su busca, pero no lo encontré. Supuse que habría llamado a la policía.
Fui de inmediato a recoger mis pertenencias para huir, pero cuando salí por la puerta del sótano ya me estaban esperando.
Los policías que una y otra vez habían registrado mi casa, estaban esperándome. En un instante se abalanzaron sobre mí, sin dejar quisiera moverme, me esposaron y me llevaron a comisaría. Una vez allí me interrogaron unas veinte veces y nada decía. En una de estas mi lado bueno y humilde o lo poco que me quedaba de ello, se apoderó de mi. Lo confesé todo, y cuando digo todo es todo, hasta lo de mi mujer emparedada. Se quedaron atónitos ya que habían registrados en varias ocasiones la casa, sin pista alguna.

2) Titulo alternativo:
“Sucesos inesperados”

Airam 4ºA dijo...

Titulo Alternativo: Arañazos del pasado
FIN:
Al cuarto día del asesinato, un grupo de policías se presento inesperadamente y procedió al una nueva y rigurosa inspección. Convencido de que mi escondrijo era impenetrable, no sentí la más leve inquietud. Los oficiales me pidieron que los acompañara en su examen. No dejaron hueco ni rincón sin revisar. Al final, por tercera o cuarta vez, bajaron al sótano. Los seguí sin que me temblara un solo músculo. Mi corazón latía tranquilamente, hasta que aquel gato que estaba desaparecido apareció por un hueco, entonces cogí el hacha con el cual había matado a mi mujer y cuando los guardias se alertaron del gato y se dieron la vuelta para dirigirse a mi les corte la cabeza, cogí sus cuerpos y sus cabezas y los metí en la falsa pared en la cual estaba el cuerpo de mi mujer , luego cogí la pistola de uno de los guardias y le dispare al gato y a continuación me dispare en la cabeza y por fin esta sucia pesadilla avía acabado.

Aaron de 4ºA dijo...

Final alternativo

-Al cuarto día del asesinato se tranquilizó y dejó de pensar en lo
que había ocurrido, y para olvidarlo por completo se fue a otro pueblo.
Tres años más tarde un grupo de vecinos entraron en la casa y uno de ellos golpeo la pared y notó que estaba hueca y uno de ellos la derrumbo y salieron 2 esqueletos, el de un gato y el de una mujer. Avisaron a la policía , pero cuando se dieron cuenta los cadáveres no estaban, habían desaparecido.
La gente no se podía creer lo que estaba pasando, los policías averiguaron donde estaba el asesino Poe y fueron a buscarlo pero cuando entraron en la casa estaba llena de gatos sin ojo el ojo izquierdo, fueron a la casa donde descubrieron los cuerpos y cuando llegaron estaba Poe sin el ojo izquierdo y a punto de matarse, y dijo: -He matado a mi mujer, la veré en la otra vida. Y así se clavó el cuchillo en el corazón. A partir de ese entonces nadie entró en esa casa nunca más.

Titulo alternativo

Los gatos malditos.

Zuuleeiiimaa... 4ºA dijo...

*Título alternativo: "Gatos...más que amigos, enemigos."
*Final Alternativo:
Días después del asesinato de su mujer un grupo de policías va a investigar la casa del protagonista. No encuentran nada y el protagonista lleno de júbilo comete el error de insistir en que la casa es de buena construcción, con lo que no se da cuenta y golpea con el bastón el trozo de pared donde yacía su mujer. Al hacer esto suena un grito espantoso y los policías derriban el trozo de pared descubriendo el cadáver de la desaparecida y al gato posado sobre su cabeza.
Los policias al precenciar semejante acto intentan detener al protagonista pero este se defiende quitandole la pistola a uno de los policias y les pega un tiro en la cabeza a cada uno y tras ver su terrible reacción se pega él un tiro en la cabeza.
Besitos Zuleima.

flavio ºA dijo...

Al cuarto día del asesinato, me fui a la cocina a mirar si había algo de bebida, no había nada, de manera que me fui al bar más próximo. Entre en el bar y vi el sitio donde estaba situada la bestia antes de que la acogiera, de lo que me arrepiento profundamente, ya que si no hubiera realizado dicho apto mi mujer estaría viva. Pedí una jarra de vino para hogar mis penas y observe la intensa lluvia, que parecía que lloraba la muerte de mi mujer. Cuando ya me había bebido una cantidad razonable de vino me fui a mi casa, a la casa en la que se encontraba mi mujer en cuerpo pero no en alma.
Me quite la ropa y me acosté a dormir, me costo dormirme ya que el gato invadía mis pensamientos.
Cuando me desperté, lo primero que hice fue beber de una botella de ginebra que la había comprado días antes y que aun no la había estrenado, mas tarde oí que alguien tocaba la puerta, abrí, y cual fue mi sorpresa, era un vecino estúpido que había venido a devolverme el gato, me enfade mucho pero oculte mi enfado y lo invite a pasar.
El acepto tímidamente la oferta, le propuse que se sentara, y el se sentó, le dije que donde lo encontró a lo que me respondió que lo había encontrado husmeando en su casa.
A medida que pasaba el tiempo, me irritaba más, hasta que llegue al punto de coger un machete con la escusa de que iba al baño y golpearlo severamente.
Cogí el cuerpo y lo puse en una esquina, no tenía fuerzas para esconderlo debido al nivel de alcohol que poseía. Estaba muy embriagado de manera que me quede dormido al lado del cuerpo.
Al día siguiente alguien toco en mi puerta, me levante casi sin poder abrir los ojos, era lo policía, los intente detener pero no pude, entraron y vieron el cuerpo, me llevaron con ellos, y un detective me interrogo, y le dije lo de los asesinatos.
A l día siguiente desperté en la cárcel, solo y sin el verdadero culpable de los asesinatos.

Flavio 4 ºA dijo...

El gato, ell culpable.Titulo alternativo

Andrea 4ºA dijo...

·Final alternativo:

Al día siguiente del asesinato decidí buscar al gato, esa fiera negra tuerta.
Busqué y busqué toda la tarde buscando, ya cansado buscar decidí ir al sótano, allí estaba junto a la pared que se encontraba el cadáver.
Lo cogía pero se me escapaba una tras otra vez, hasta que al fin lo atrapé y lo metí en una caja. Decidí dejarlo ahí toda la noche, ya era tarde y quería irme a la cama. Apenas puede dormir porque esa fiera negra no dejaba de maullar, hasta que al fin me levanté. Cogí al gato por el cuello y empotrándolo con la pared lo ahorqué. Me deshice rápidamente del cadáver, lo metí junto con el de mi mujer.
Me acosté en la cama de nuevo pero ya no podía dormir, mirando al techo pensé en todo lo ocurrido, había asesinado a dos gatos y a mi mujer, pero dios mío ¿en que me estaba convirtiendo? En un mounstro con lo que me gustaba a mí los animales, eran mis amigos y mi mujer, ¡OH dios mío! mi mujer muerta, asesinada con mis propias manos.
A la semana de asesinato llamaron a la puerta, era la policía que venía a inspeccionar la casa, nervioso le invité a pasar.
Registraron la casa de pies a cabeza y unas cuentas veces más de lo normal. Estábamos en el sótano y yo aun más nervioso todavía, era donde se situaba todos los restos de mi delito. Pero al fin los policías salieron sin sospecha ninguna. En el jardín cuando me despedía de ellos se acercó mi vecino, ese traidor que le contó todo lo ocurrido a la policía, había visto como mataba al segundo gato y a partir de ahí fue investigando todo lo que había pasado anteriormente.
Los policías entraron en la casa y fueron hacia el sótano, tiraron la pared y allí estaban los dos cadáveres. Al fin me llevaron a la cárcel y a los dos semanas ya no estaría en este mundo.

·Titulo alternativo:

Convirtiéndome en un mounstro.

Miriam Rivero 4ºA dijo...

Final alternativo:
No sabía lo que podía hacer, el gato no aparecía por ningún lado. Había mirado por toda la casa, tenía tantas ganas de coger a aquel endemoniado felino, que no hacía otra cosa en el día que buscarlo. De repente, al cuarto día después del asesinato, oí un ruido que provenía del lugar donde se hallaba el cadáver de mi mujer, pero decidí no ir a ver lo que era, pues mi tiempo era oro.
La policía se había enterado, no sé como, que mi mujer había muerto y que no hubo ningún entierro y, por su propia cuenta, decidieron inspeccionar mi casa. Yo, tranquilamente, les abrí la puerta, al entrar me pidieron que me fuera de la casa. Salí de la casa y me dispuse a visitar el bar cuando un grito me llamó la atención, estaba seguro de que provenía de mi casa, así que regrese apurado, pero cuando llegué, la policía estaba saliendo con el gato tuerto, habían encontrado a mi mujer.
-Acompáñenos a comisaría, tiene muchas cosas que explicarnos.
Hacía una semana que estaba en prisión, el juez había declarado mi muerte. Era el día del fin, los policías me acompañaban, iba morir en el patíbulo, cuando me acercaba a ella lo pude ver, allí, delante de el patíbulo estaba, el gato con aquella mancha blanca que curiosamente tenía la forma del lugar donde iba a morir, ya tenía mi cuello amarrado, solo faltaba que me ahorcaran, el gato y yo nos miramos a los ojos y por un momento creí verle reír. Y entonces me quedé sin respiración y todo se volvió oscuro.
La luz clara de la mañana hizo que abriera los ojos, ¡Estaba vivo!, empecé a gritar alocado, mi mujer estaba allí, a mi lado, me decía que me tranquilizara. Le pregunté por Plutón.
-¿Plutón?- parecía que nunca había oído ese nombre.
-Si, Plutón, nuestro precioso gato negro.
- ¿Gato?, que gracioso estás hoy, si tu siempre has odiado los animales, si hasta cuando te pedí que me compraras uno te negaste rotundamente.
Al día siguiente ya tenía animal. Un gato negro con dos perfectos ojos al que le di el nombre de Plutón.


Título alternativo:
No todo es culpa suya.

MIRIAM MONTESDEOCA; 4ºA dijo...

Al cuarto día del asesinato, empezé a tener sueños de culpabilidad. Cada vez me encerraba más en la bebida y eso lo notaron mis vecinos pero ellos lo atribuyeron a la desaparicion de la esposa de mi corazón. Soñaba con un gato negro que se me acercaba y cuando lo iba a matar aparecia ella y se metía de por medio y era ella la que pagaba las consecuencias de mis actos. A la semana ya no podía dormir, entonces tomé una decisión, la que me ha llevado hasta aquí. Fuí a la policía y les confesé mi crimen. Horrorizados, me llevaron hasta mi casa y derrumbaron la pared. Allí se encontraba mi esposa y a su lado ¡el causante de mi desgracia!
Ahora estoy en la cárcel. No puedo dormir, solo espero que todo esto termine lo antes posible. La sangre fría que tube para matar a mi esposa se ha evaporado. Ahora soy como un animalillo indefenso que llora por las noches por todo lo que ha hecho.

adriiianaa!! dijo...

Dos días más tarde me encontraba ante él; tú eres la bestia causante de mi desgracia-dije. ¿Por qué? No lo sé. Estaba malhumorado, era la primera vez que me encontraba así, nervioso y perturbado. ¿Qué puedo hacer?-me preguntaba. De repente, sonó el timbre, abrí la puerta y cuatro policías se encontraban ante mí. ¡El gato! ¡Maldito gato! –Exclamé. Éste, bajó al sótano corriendo y no cesó de maullar durante un largo rato. Los policías se encontraban registrando mi casa, cuando me vi en el sótano con aquel estúpido que no paraba de aruñar la pared donde se encontraba emparedada mi esposa. ¿Por qué tuvo que aparecer ahora?- me preguntaba. Pero los policías aunque bajaron al sótano, no se dieron cuenta de qué estaba ocurriendo.
Tres días después, me encontré un hoyo en la pared del sótano, jamás lo habría creído, aquel gato se iba por una ventana que había entreabierta y cuando regresaba, la raspaba durante un largo tiempo. Ahora todo encajaba, los ruidos que yo escuchaba por las noches y no sabía de dónde provenían.
Yo no paraba de beber y toda mi vida se había vuelto una obsesión, sí, una obsesión por matar a todo gato negro viviente. En menos de una semana maté a más de 16, creí así sanar mi perturbación, pero no, me equivocaba. Decidí arreglar aquel agujero al día siguiente, pero, a las 06:30 am, los mismos policías se encontraban tocando ante mi puerta y sin saludar, desde que abrí, bajaron corriendo al sótano y vieron aquel agujero; el olor se dispersaba por toda la habitación, tenía uno de ellos una nota en la mano que arranqué y leí, decía: Street 12, Sótano de la 24. ¿Quién habría sido? No lo sabía. Tenía una vida tan desdichada y todo y solamente por culpa de aquel demonio.
Le quité la pistola a uno de los policías y me pegué un disparo…
… ¿Qué ha pasado?-dije. Mi corazón latía fuertemente y me sentía aterrorizado, me encontraba en una camilla, quise que todo hubiera sido un sueño, pero no, había quedado inconsciente después de aquel tiro y habían pasado tres días del último día que me vi en pie.
El título alternativo
“Las bestias de mi vida”

Harii 4ºA dijo...

Mi titulo alternativo

"El listo gato"

Mi final alternativo

Pasado los días aparece un gato negro en la comisaría de policía. Los policías extrañados al verlo se quedaron un poco mosqueado, se fijaron que llevaba una plaquita colgando de su collar, los agentes decidieron ir despacito por si a caso era salvaje, pero todo lo contrario, leyeron la placa y decía la dirección de la casa.

A los 20 minutos más o menos estaban los policías en frente de la casa. Tocaron y le salio el señor, los policía ya habían estado allí varias veces por lo ocurrido decidieron entrar y inspeccionar de nuevo la casa. Entonces fue cuando el gato empezó a maullar al lado de la pared donde se encontraba la mujer, los policías golpearon la pared para ver a que se refería el gato y sonó hueco, decidieron tirar la pared abajo y se encontraron al cuerpo destrozado, no se le podía reconocer, por desgracia no se le distinguía su rostro.
El señor al ver que los policías la encuentran sale huyendo. Vio al gato por el camino y también lo mató.

Angiie 4ºA dijo...

a)Final alternativo.

Cuando se oyó ese ruido tan extraño, el corazón se me puso en la boca, no podía imaginar lo que iba a pasar… Nada más bajar al sótano, delante de donde mi mujer estaba emparedada, había un ojo escachado. Yo me quedé muy extrañado porque ese ojo lo conocía de algo, aunque estaba intacto. Subí corriendo a mi habitación, me encerré en ella y me eché a llorar. No sabía lo que estaba pasando, tenía bastante miedo. De repente se oye un ruido. Venía de abajo, bajé con sigilo y lo vi. Era el gato, después de buscarlo tanto tiempo no podía perder la oportunidad que tenía de atraparlo. El gato era el culpable de que matara a mi mujer, así que tenia que pagar por todos los daños que me había echo pasar. El gato entró en la casa y no se percató de que yo estaba vigilándolo desde las escaleras. Se echó en el sillón como si nada pasara. Fui hacia él muy despacio para que no se enterara. Lo conseguí coger por el cuello, él no se estaba quieto ya que lo estaba asfixiando, pero se logró soltar. Salió corriendo hacia el sótano, yo lo perseguí, se quedó delante de esa pared que yo había construido, maullando sin parar como si alguien le escuchara a través de ella. Todo se quedó en silencio y yo mirándolo. De repente se oyó como un maullido a través de la pared. No me lo podía creer, había un gato ahí metido. Cogí un acha y empecé a romper la pared, mi mujer cayó sobre mí y el gato que estaba dentro de la pared salió corriendo con el otro gato. Mi mujer estaba toda llena de sangre y no sabía que hacer con ella. Se oyeron pasos bajando las escaleras hacia donde estaba yo, era el inspector de la policía, me había descubierto con las manos en la masa. Yo no sabía que hacer así que cogí una pistola que estaba encima de aquella mesa y le metí un tiro en el hombro. Salí corriendo del sótano hacia mi habitación, cogí dinero y salí de mi casa sin pensármelo dos veces. El inspector pidió refuerzos pero no me lograron coger.
Al cabo de diez años decidí regresar a mi pueblo, de casualidad al inspector que le había disparado pasaba por ahí, me reconoció nada mas verme y echó a correr detrás de mía. Consiguió cogerme, ya que yo ya estaba mayor. Me llevó a comisaría, me declararon pena de muerte.
Ahora estoy aquí arrepentido de lo que hice y con la sensación de que aquellos gatos traían mala suerte. Un policía que estaba de patrulla por la cárcel pasó delante de mi celda, detrás de él había algo que lo perseguía, no me lo podía imaginar eran los dos gatos negros que habían huido de mi casa aquel día. Los dos me miraron maullaron y se fueron sin más. Nunca olvidé el escalofrío que recorrió mi cuerpo en ese instante.

b)Título alternativo.

"Gemelos"

Patricia Santana4º A dijo...

1º Título alternativo: Vueltas de la vida.
2º Final alternativo.
Al cuarto día del asesinato, un grupo de obreros, empezaron a traer materiales para reconstruir la casa donde había sufrido cada uno de mis altibajos. Los señores dejaron el material y me hicieron firmar unos papeles, luego se fueron. No aparecieron más.
Yo, nervioso de que hubiera algún indicio del asesinato de mi esposa en el sótano, me puse a repasar cada una de las esquinas. Todo estaba tranquilo, es decir, la presencia del gato me perturbaba más. ¿Se habrá ido?, ¿Estará escondido aquí?... Sinceramente no lo sé, pero solo de pensarlo me estremezco y me siento aún peor.
Al sexto día, salí de copas por la noche para olvidar mi embarazosa semana, aunque estando embriagado, mi penuria seguía igual. Salí un mes entero de copas, yo solo, sin gato ni penuria, solamente yo.
Una mañana bastante acalorada, un vecino al que, por casualidad, no conocía me dio una cerveza fría y me dijo que no me preocupara, que lo de la casa se puede solucionar “yo también lo pensé” y que si necesitaba algo que le tocara en su puerta, que descaradamente, vivía una calle más abajo y que al volver del trabajo todos los días me veía en esa ruina de casa solo.
Casi dos meses más tarde, ya entrando e el tiempo frío de invierno en este sótano deteriorado, percaté un ruido, sonaba como si alguien supiera lo que hice, como si me vinieran a buscar para llevarme a la cárcel, pero, ¿quién haría semejante cosa sin pruebas? No es lógico. Mientras me hacia esas preguntas, cogí un saco donde tenía metido unos papeles viejos, ya vacio, me lancé sobre esa persona cuando vi que terminó de bajarlas escaleras, le puse el saco en la cabeza y luego rápidamente cogí el hacha, aún con sangre seca de la última vez, y de un hachazo le corté la cabeza. Mi curiosidad me mataba y saqué la cabeza con cuidado del saco…
¡Dios mío! Pero, pero, pero, ¡Si es mi suegro1, el padre de mi difunta esposa. ¡Oh, tal vez se lo merecía!
Ese mismo día cuando decapité a mi suegro, cogí la chaqueta, las llaves, el coche y me fui tan lejos como pude, hasta llegar aquí, a este motel donde escribo esta carta casi no creíble y Amenazado de muerte por el dueño del motel por no pagar mi estancia allí.

Cristina Arencibia 4ºA dijo...

- Final alternativo.

A los pocos días del asesinato, el gato negro con la mancha blanca apareció en la casa, me sorprendí al verlo y al instante me volvieron las ganas de matarlo y fue lo que hice. Lo cogí y baje al sótano, sin soltarlo –difícil tarea porque el monstruo intentaba escapar- cogí el hacha y el pobre animal cayó al vacío desangrándose. Lo siguiente que hice fue emparedarlo junto a mi mujer.

Pocos días después la policía apareció en mi casa para inspeccionarla. Miraron todos lo rincones habidos y por haber, cuando terminaron arriba bajaron al sótano, le empezaron a dar golpes a la pared, yo me ponía cada vez más nervioso, quitaron un ladrillo que estaba flojo y se oyó una voz que decía: ¡¡ayuda!! ¡¡ayuda!!, entonces quitaron todos los ladrillos hasta que encontraron a mi mujer, pero aterrorizados, se hicieron para atrás porque mi esposa se estaba levantando, se dirigía hacia los policías y les decía: tienen que detener a ese hombre –señalando para mi- y condenarlo a muerte, lo que ha hecho es imperdonable me mato con un hacha a mi y al pobre gato. Mientras ella se dirigía a los agentes, el gato me estaba atacando, estaba pagando las consecuencias de todo lo que había hecho. Tras este inexplicable suceso la mujer y el gato se desplomaron.
A continuación ya se pueden imaginar lo que pasó, porque aquí estoy como dijo ella, condenado a muerte, escribiendo estas palabras horas antes de morir.

- Título alternativo.
Yo creo que un buen título podría ser "Todo error tiene un precio".

Noemy 4ºA dijo...

* Final alternativo:

Días más tarde, mi vida fluía de forma normal… realmente no tenía ningún tipo de remordimiento por aquel crimen. Me sentía seguro y libre por la ausencia de mi gran enemigo. Con lo cual una noche, despejada, con el cielo estrellado, decidí pasear por un parque que se encontraba cerca de mi casa. Respirar aire limpio, ver más allá de aquellas 4 paredes, paredes que guardaban misterio, oír de nuevo el cantar de los pájaros al trasladarse de un árbol a otro, me sentía desocado y satisfecho pero… en el camino de vuelta a casa, a los alrededores de la basura se encontraban varios gatos rasgando las bolsas, comiendo las sobras, maullando a las estrellas… y me hizo recordar el terror de mi enemigo, sinceramente la ausencia del gato me alegraba, ya no tenía que sufrir ningún tipo de tormentos al encontrármelo de repente en el pasillo, o en mi cama, esperándome…
Al mismo tiempo, me aterraba aún más, había momentos que no podía parar de preguntarme si realmente había huido asustado por mi reacción ó al contrario no era eso lo que le había hecho “huir”. Quizá seguía en mi casa y a la vuelta me lo encontraría allí, metamorfoseado en una bruja con ansias de matarme, declarándome la guerra por haber cometido tal atrocidad. Tenía miedo de volver a aquel sótano, oscuro, vacio… ya no había nadie… o al menos, no viva, ya no podría entrar y escuchar
– ¿Cariño? Estoy en el salón…-
Mi mujer… era tan joven, tan dulce y risueña. ¡maldito gato! tuve que hacerlo.
Ahora me daba miedo estar solo. Sentía sentimientos muy diversos. Felicidad, pena, harmonía, terror…
A veces tenía muchas ganas de vivir, de volver a recuperar la fama, otras veces solo quería volver con mi esposa y arrodillarme a sus pies por toda la eternidad en donde quiera que estuviese su alma.
Por fin ó no… ya había llegado a la calle donde vivía, me detuve enfrente del terreno donde antes se hallaba mi casa y en el que ahora solo quedaba restos y el sótano, oscuro…
Pero no tan oscuro en ese momento… me acerqué para bajar las escaleras y disponerme a entrar. Algo me frenó, me detuvo en aquellas escaleras sin habla, con los ojos como los de un búho en plena caza, realmente quise morir en aquel instante, lo que no sabía era que mi muerte ya estaba escrita para unas horas más tarde.
La puerta estaba abierta, con lo cual la luna iluminaba parte de él. Estaba plenamente seguro de que la había cerrado, es más, en aquel momento me aseguré varias veces de que quedaba perfectamente sellada.
Me hice fuerte y corrí hacia el sótano en busca de la luz. Mire hacia todos lados y todo se encontraba tal y como yo lo había dejado antes de salir. Cerré la puerta casi temblando, esa situación no me gustaba. Para intentar no pensar, abrí una de mis mejores botellas de vino que tenía guardada en el sótano hacía ya bastante tiempo. Apagué todas las luces y rápidamente encendí una vela que coloque en mi mesita de noche, también activé la radio y me acosté en la cama, con mi salvación bajo el hombro, oía a un señor hablando pero no lo escuchaba, solo bebía y miraba hacia la pared… aquella pared.
Empecé a ver borroso y caí en el mundo del sueño.
Un maullido, abrí los ojos, no era posible… Plutón, con la soga en el cuello, con la mancha blanca en el cuello, no dejaba de maullar. No sabía qué hacer, pero tenía claro que no podía producir de nuevo otra muerte, al menos no otra, que no fuera la mía. Tenía que acabar con esta pesadilla. Pensé, en mi esposa.
Me dirigí a la pared donde ella se encontraba, la saque de aquella tumba, y la coloque en la cama, arropada. El gato, en todo momento me perseguía.
Prepare todo para volver a reunirme con mí amada en otro mundo… donde no existiera el alcohol, ni los gatos negros…
Le quité la cuerda a Plutón, me costó… el gato huía cuando me acercaba e intentaba morderme. Limpie el suelo del sótano con gasolina. Tomé la vela que se hallaba en mi mesita de noche.
Subí a una silla, rodee mi cuello con aquella cuerda y antes de proceder… deje caer al suelo la vela. No me preocupé por el gato, sabía que aún le quedaban 6 vidas…

Noemy 4ºA dijo...

* Título alternativo: episodios dementes.

Alejandra 4ºA dijo...

Final alternativo:
Los polícias por fin salieron de mi casa, me sentí un poco solo pero esa sensación fué remplazada por la gran satisfacción que sentía por dentro, por mi manera de ocultar aquel crimen.
Pronto se oyó un mauyido feroz y temeroso, que nada tenía que ver con aquel gato al que yo conocía demasiado bien... o tal vez si, sólo que nunca lo había conocido en esa faceta suya, de repente el gato´estaba delante mia con su postura firme y mauyando apresurada y furiosamente. Cuando me quise dar cuenta ya estaba encima mía y sus uñas penetraban en mi cara como si de espinas se tratasen.
Pude salir a duras penas de mi casa, pero entonces algo venía conmigo me acompañaba... algo que no había sentido nunca de nombre remordimiento, y seguido por aquellos mauyidos que me acompañaron a la comisaría y que me hacían sentir terriblemente culpable, fué cuando me di cuenta de las cosas que había perdido.
Los policías volvieron a la casa.. aquella casa que ya no me atrevía a pisar, y entre gritos y escándalos firmaron mi sentencia a base de advertencias, ahora estoy aquí en la cárcel y me queda poco tiempo de vida... ahora mi último recuerdo serán estas rejas grises que tanto dolor me causan.

Título alternativo:
Diario de un psicópata.

Caaaaaaaaaaaathy dijo...

-final alternativo:

Por fin los policias se fueron,despues 5 días intensos de tanta presencia policial.Me sentia aliviado al saber que ya no volerian más porque no encontraban ningun indicio,ni pista que le dijiera que el cuerpo de mi difunta esposa se ayaba destrás de la pared. ¿Quien se lo iva a imaginar?..
Pasaron como unos cinco meses de aquel trajico suseso,aquella mañana del 7 de julio a las 6 de la mañana me despertaron unos golpes en al puerta,por lo cual baje y abrí aver quien era..pero ¡tachán!de repente veo que son tres policias,yo sorprendido le pregunto.. ¿ y ustedes ? ¿ que hacen aquí?
Ellos me respondieron:
estamos aqui porque nos ha llegado el rumor de los vecinos que sale un olor a muerto desde su sotano,asi que desvemos de bajar a mirar aver si es verdad.
Yo no me negé al contrario le dije pase pase mi casa es su casa,cuando ellos se disponian a bajar al sotano yo fuí corriendo a la cocina y coji aquel machete que utilizaba Petra(mi difunta mujer) para partir la carne.
Una vez abajo ya,me dijieron que si que aqui olia a muerto que confenzara si habia echo algo, yo me nege le dije que no que no viera pasado nada,pero de repente se oyeron unos maullidos,y detrás de aquellos sillones viejo salio el jodio gato,y se acerco a los policias como diciendole que alli detras de la pared estaba el cadaver.Yo no sabía que hacer asi que saque el machete y descuartize a los tres policias y al gato le corte la cabeza de una saja.
Fuí al bosque y detras de la colina entere los cuerpos de los tres polícias y del jodio gato y en cuanto a mi casa la vendí y me vine a vivir a ibiza hasta el dia de hoy.

-título alternativo:
"El gato pejiguero y traicionero"

Sara 4º a dijo...

Final:
Al cuarto día del asesinato, un grupo de policías se presentó en la casa. Hicieron una inspección y no encontraron nada.
Pasaron los meses y todo seguía normal. Poe, en sus delirios, le pegaba a la pared o a cualquier cosa que tuviera a su lado. Un día después de haberse pasado toda la tarde bebiendo, llegó a su casa y cogió el mismo hacha con que la había matado y empezó a darle golpes a la pared del sótano.
En el sótano había un pequeño ventanal que daba a el garaje del vecino de alado.
Justo en ese momento Richard, su vecino, estaba allí con su hijo arreglando el coche. Al escuchar los golpes y los chillidos de Poe se acercaron a ver que ocurría.

Pudieron ver como Poe golpeaba la pared ansiosa y desesperadamente. Esperaron medio minuto para ver de que se trataba. Empezaron a tocarle en la ventana pero Poe en su delirio, no escuchaba nada. Poco a poco empezó a caer algo mugriento y de color verde de la pared, era una mano. Y así sucesivamente hasta que calló el cuerpo entero. Richard y su hijo no podían creer lo que veían sus ojos. Entraron por la puerta del jardín. Poe, al verlos soltó a sus esposa a la cual sostenía en sus brazos. Se dirigió hacia ellos y no dudó un segundo en atacarlos. Primero amarró al padre a una silla, luego al hijo. Cogió un mechero y una botella de gasolina que tenía por allí. La roció por todo el sótano y encendió el mechero.

Dos meses más tarde en la prensa y en televisión salió todo lo sucedido.

sara 4º a dijo...

Título alternativo:
El alcohol y sus efectos.
Creo que sería un buen título alternativo porque todo lo que hace Poe en el relato con su esposa y los animales es debido a los efectos del alcohol

Claudia Domínguez, 4ºA dijo...

•Final alternativo al relato de Edgar Allan Poe, “El gato negro”.

Durante los días que siguieron al asesinato todo parecía haberse calmado, nada me hacía sospechar de la presencia de aquel detestable animal en la casa. Las investigaciones policiales habían terminado y en mi conciencia no había presencia de ningún remordimiento de aquellos terribles incidentes, por fin la tranquilidad llegaba a tocar mi alma.
Sin embargo esto no duraría mucho tiempo. Dos semanas después de cometer tal atrocidad empecé a oír quejidos sordos procedentes de la casa, poco a poco éstos empezaron a definirse hasta darme cuenta de que se trataba de un maullido que se me antojaba común, era el maullido de Plutón, de aquella bestia inmunda que había destrozado mi hogar, por culpa de la cual mi mujer no seguía con vida.
Aquellos sollozos en pena lograron desquiciarme durante días, mi cabeza estaba absorta en el miedo, el terror se había apoderado de mi cuerpo y presa de la desesperación y la locura, la mañana de un miércoles empecé a derruir yo mismo y sin ayuda de nadie las paredes de mi casa. Tenía la necesidad de encontrar el origen de aquello que me atormentaba, me impedía el sueño e irrumpía mi calma .Era como estar en presencia de la mismísima bestia, parecía que se escondía y me observaba desde algún rincón de la casa, clavando su único y repugnante ojo en mi persona, de tal modo que hacía que miles de escalofríos recorrieran todo mi cuerpo en un solo segundo.
Mis vecinos se alertaron al ver mi comportamiento fuera de lo común y eso, más los ruidos que producía por la noche mientras derruía la casa para encontrar al endemoniado animal, acompañado de mis gritos de terror hicieron que éstos advirtieran a la policía de mi conducta.
Días después ingresé en el manicomio más cercano. Todos afirmaban mi locura, pero yo estaba seguro de que se confundían, ¿cómo se atrevían ni siquiera a tacharme a mí de un chalado que presa del alcohol había perdido la cabeza? No obstante, algo extraño sucedió al día siguiente del ingreso en aquel espantoso y espeluznante lugar. Me alertaron de que en la sala común me esperaba una visita. Y algo realmente terrorífico sucedió entonces… Era mi mujer, ¡mi mujer y aquel odiado animal en sus brazos!… Pero… ¿cómo? ¿Si yo mismo la había matado y emparedado con mis propias manos?
Sí, yo, Edgar Allan Poe, había caído preso de la locura mientras escribía la que sería una de mis más célebres obras. Mi imaginación viajó tan lejos que yo mismo viajé con ella y todo lo que he contado aquí no ha sido más que el fruto propio de mi maquiavélica mente perturbada por el alcohol.

•Título alternativo al de la obra: “Presa de la locura”

ELENA 4ºA dijo...

Final alternativo:
Al cuarto día del asesinato, un grupo de policías se presentó inesperadamente y procedió a una nueva y rigurosa inspección. Mientras yo los guiaba nerviosos durante todo el trayecto por mi casa, ellos me hablaban y me preguntaban las típicas preguntas que tienen que preguntar porque lo exige la ley y yo las respondía como podía. El final del trayecto acabó en el sótano, donde, sin querer, me apoyé sobre la pared en la que estaba emparedada mi mujer. Resultó que el material no estaba tan seco como yo pensaba y caí dentro del agujero, los restos de mi mujer cubrieron mi cuerpo. Dos policías se abalanzaron sobre mí, pero fui demasiado rápido para ellos y de uno de los dos agarré una pistola que comencé a disparar sin mirar. Acerté en dos tiros, un policía quedó medio desangrado con dos tiros atravesándole la pierna derecha. Mientras los demás acudían en su ayuda, aproveché y disparé al resto de grupo, sólo quedó uno en pie que resultó ser el policía al que le quité la pistola y, por lo tanto, no iba armado. Corrió escaleras arriba mientras yo lo perseguía hacia la calle. Nos dio tiempo a correr por medio pueblo y muchos vecinos curiosos se asomaron a ver que ocurría y porqué se formaba tal escándalo. Algunos de los vecinos fueron alcanzados por mis balas perdidas, entre ellos, niños pequeños. Pero no sentía compasión, todos se lo merecían, por ser curiosos. Todas los defectos tienen su consecuencia. Yo seguí corriendo y disparando, hasta que de repente oí un “clic” que indicaba que la pistola carecía de balas. Corrí enloquecido detrás de un niño que jugaba al béisbol y lo tiré al suelo, arrebatándole el bate de sus manitas, y me dispuse a asestarle un buen golpe al policía cuando sentí una aguda punzada de dolor en mi sesera. Habían llamado a refuerzos y me acaban de dar un porrazo en la cabeza a traición. A pesar de todo, seguí luchando y alcanzé a darle una patada en los testículos a otro de los policías nuevos. Me hicieron enmudecer de dolor, recibí patadas en todo el abdomen, mandíbula y espalda, y sangré por la boca y los oídos. No pude escuchar nada de lo que parecían gritar esos hombre. Al principio sentía dolor, mucho dolor con sangre, mucha sangre. Al final, no escuchaba nada, me abatió el cansancio y me entregué al dolor con toda la libertad que me fue posible.
Me encontré de repente en una especie de estado flotante, lo llamaría el limbo. Me encontraba rodeado de sangre y de cadáveres alrededor mío. Todos ellos víctimas de mis asesinatos, de los cuales no sentí ni una pizca de culpabilidad, volvería a matar a cada una de esas víctimas y si fuera posible, lo haría lentamente que es la mejor forma de morir torturado. Pues sus defectos me han traído hacia donde hoy estoy.
En lo que a mí me pareció bastantes meses, desperté en una habitación de color blanco acolchada, y sin poder moverme. Estaba lleno de moretones por todas partes y me era imposible mover ningún músculo del tronco de mi cuerpo. Pronto dí con la respuesta. Tenía una camisa de fuerza y yo estaba en el Hospital Psiquiátrico de Filadelfia. Dos días después de haberme drogado cada 6 horas, sentía como que mi cuerpo iba a desfallecer, pero no lo hizo. Sin embargo, la muerte que tanto ansiaba y esperaba, no llegaba, no llegaba, no llegaba, hasta que un día fijaron la fecha exacta del día de mi muerte. El 23 de agosto de 1870 sería el día de mi muerte. El 23 de agosto de 1870 es mañana.

Título alternativo: LLegando a la locura.

PD: Amanda, siento haberlo subido tan tarde estaba terminando de hacer cosas de clase y no pude colgarlo antes... espero que me puedas hacer una valoración tanto a nivel profesional como personal del relato y puedas comentarme lo que debo mejorar, porque me interesa la escritura. Gracias de antemano. Un saludo.

Fátima 4ºA dijo...

“Al cabo de unos días empecé a buscar el gato extrañado porque no estuviera de mal humor. Sin yo darme cuenta, un vecino vio el comportamiento que había adoptado en estos días, pero claro, yo no me había percatado de su presencia. Realmente he de reconocer que se movió con verdadero sigilo, reconozco, que nunca habría detectado sus movimientos.

Los remordimientos de haber matado a mi mujer aún resonaban en mente y como un loco, volví a bajar al sótano para recuperar el cuerpo de mi mujer y entregarme a mí mismo a la policía y dio la casualidad de que empecé a oír unos maullidos. Al principio pensé que era producto de mi imaginación, pero los maullidos seguían y seguían, hasta de que me percaté de que el gato estaba metido junto con mi mujer dentro de la doble pared y con rabia empecé a romper la falsa pared que había construido hasta que encontré el cuerpo de mi mujer en un estado de avanzada descomposición, y como no, al gato. Atrapé el objeto más cercano que tenía en esos momentos, como no, un martillo y golpeé al gato con toda mi rabia contenida. Justo cuando el cuello del gato sonó, mi vecino apareció y me agarró por detrás. No le había detectado, como reconocí antes. No habría detectado sus movimientos, ya que se movía con verdadero sigilo. Me da un golpe en la cabeza y me deja inconsciente.

Y bueno, desperté aquí. No sé qué fue lo que pasó después. Como dije al principio, no espero que me crea nadie. Como dije, voy a morir y sólo quería aliviar mi dolor”.

*Título alternativo

“Trágica muerte”, ya que pienso que la forma en la que murió la mujer de nuestro protagonista fue un tanto trágica y algo que no se ve todos los días.

Bárbara Mentado 4ºA dijo...

Final alternativo.

Habían pasado cuatro días desde aquel asesinato en el que manché mis manos con la sangre de la persona a la que juré mi fidelidad. Todavía no tengo claro el porqué de mi acción, ¿es culpa de la bebida o de los gatos?, son dos motivos que me llevan atormentando desde aquella desgracia. He analizado toda mi vida día a día, intentando buscar soluciones; y he llegado a una conclusión ¿Dónde está el gato?, desde su desaparición, a pesar de mis continuos tormentos mi vida a transcurrido con más calma, ¿debería de creer en el dicho de que los gatos negros traen mala suerte?
Una mañana en la que me disponía a beber mi trago de Whisky, escuché el maullido de un gato en la casa vecina, un sentimiento de rabia se apoderó de mí. Salí de la casa rápidamente con el deseo de que aquel maullido fuera de mi gato y poder matarlo. Este ataque provocó un conflicto con la vecina de la casa de enfrente, desprendí mi ira sobre su gato, lo asfixié hasta provocar su muerte. La mujer se quedó paralizada, y rápidamente me amenazó con avisar a los agentes policiales.
A los tres días los agentes visitaron mi casa. Intenté mantener la compostura y responder a sus preguntas con total normalidad, pero cuando se disponían a marcharse, se escucharon en el sótano unos golpes, parecía como si estuvieran golpeando las paredes con el fin de romperlas. Esta situación alarmó a los agentes que rápidamente bajaron al sótano. Hace varios días que escuchaba esos golpes, era el vecino nuevo que se había mudado a la casa de al lado pero no le di principal importancia, hasta que ocurrió lo inimaginable. ¡Pum, Pum, Pum…! y un último golpe, me quedé paralizado, no supe como actuar, apareció el nuevo inquilino de la casa de al lado y comenzó a alarmar a los agentes del asesinato de mi mujer y unos instantes mas tarde, aparecía una marcha negra,mi gato.
Esta es mi historia, ahora me encuentro entre cuatro paredes y la única conclusión que puedo sacar es que los gatos negros también tienen sentimientos y que mis sentimientos hacia ellos, son de odio.

Título alternativo.

Más que un felino.

laurita 4ºb dijo...

Al cuarto día de la desaparición, un grupo de policías acompañados de detectives y el FBI, se dispusieron a registrar toda mi casa, pero con el asombro y el desconecto de que no hubieran encontrado nada, se retiraron, sin dirigirme ni una sola palabra, ni se inmutaron a pedirme perdón. Ellos se creían que yo la había matado, y que la tendría escondida en mi habitación como un loco sádico, que estaría descuartizada y que la daría de comer a los gatos. Mi mujer solo me había abandonado, me había dejado solo, y con mi enfermedad, ¿es que no podían entender que simplemente se fue?. Ella ya no me aguantaba más ya no soportaba que la pegara, que la des criminara, que matara al pequeño ser que le daba luz en su vida. Me sentía, bueno no sentía nada, era como si me diera igual que se hubiera ido, no sentía dolor ni compasión, ni arrepentimiento.

Tras pasar varios días solo en mi casa sin salir, decidí ver las fotos de mi mujer, en los momentos más bonitos y esplendoroso de nuestra relación, tras varias horas observando las fotos a parís, en nuestra luna de miel, el verano de 1994 cuando nos fuimos a madeira, vi una foto inusual, nunca la había visto y en ese sitio nunca había estado, que yo supiese. Entonces pensé y me acorde que ella tuvo un viaje del trabajo y que nunca me enseño las fotos ni tampoco me dijo el sitio, lo único que me extraño era el hombre que muy acaramelado a su lado se encontraba, casi se rosaban los labios. A lo lejos se divisaba un bosque lleno de pinos canarios y supuse que era en gran canaria, más ala derecha de la foto, se veía una casa de madera con bonitas amapolas adornando el jardín y con un drago viejo donde se abrazaban mi mujer y el hombre misterioso. Tendría que ser algo especial el árbol me supuse.

Pensé y pensé, quien podría ser ese hombre no podría creer que mi mujer tuviera un amigo que no supiera quién era o un amante. Entonces decidí ir a por ella, decidí a que me diera explicaciones aunque no me las mereciera.

laurita 4ºB dijo...

Segunda parte

Al octavo día de la desaparición y el segundo día de saber que seguro se hubiera escapado con su amante dejándome abandonado y con mi enfermedad me aventure a ir hacia las islas canarias exactamente a gran canaria. Tras llegar a gran canarias me dispuse a buscar información y lugares donde me informaran de donde podría ser el lugar donde podría estar mi mujer. Primero lo intentaba en las agencias de viajes, pero no me respondían y ni me aprestaban atención, después en internet pero no veía nada, hasta que en una parada de guagua vi un anuncio donde se veía la misma imagen de la foto, era un panfleto publicitario donde se rentaba una casa rural con total aislamiento done poder descansar y estar tranquilo. Me apresuré a tomar el número de teléfono y rápidamente llame de una cabina pero nadie me contestaba. Entonces fui rápido y cogí la dirección y tras varias horas caminando por varios barrancos supe llegar, y entonces la vi la vi a lo lejos con el, estaban besándose y acariciándose, cuando dispuse rápidamente a ir a por ella y matar a ese hombre.

Cuando me llegue hasta el intente pegarle pero no podía le traspasaba, no lo entendía me resultaba raro, porque desde que desapareció mi mujer era la primera vez que iba a tocar a alguien ya que yo soy muy arisco y no me gusta tener contacto con la gente.

Entonces lo comprendí todo, todo me vino a la mente el día que ella desapareció y mi enfermedad agravo. Lo que sucedió era que ella no me había abandonado si no que había huido de un asesinato, de mi asesinato. Yo estoy muerto ella y su amante me había matado, por que otra vez intente maltratar a mi mujer y casi la mato. Por eso no sentía nada, por eso nadie me veía, por eso, y por mi enfermedad, el alcoholismo veía cosas donde no las había, como el diabólico gato, que yo mismo me inventaba .Nunca me hubiera imaginado que mi vida se convirtiera en estar condenado a vagar eternamente por la tierra, por haber maltratado y intentado matar a mi mujer, como un muerto, como un fantasma.

·Mi titulo alternativo para la historia completa: El gato diabolico.

·Mi titulo alternativo para la historia con mi final es: Uno no sabe lo que tien hasta que ya no esta.

Betsaida 4ºB dijo...

El agobio se apoderaba cada vez mas de mí pero decidí sacar todo lo bueno que me quedaba. Intente pensar en cosas positivas, dejar atrás recuerdos tenebrosos y perversos pensamientos. Me convertí en un ser que amaba todo lo que le rodeaba aunque por poco tiempo. Amaba a la entera humanidad y sobre todo a mi pobre mujer, no tenía ninguna excusa para maltratarla. Cierto día baje al sótano para realizar una tarea domestica y como de costumbre el gato me siguió. Estuvo a punto de tirarme por las escaleras debido a su insistencia en jugar con mis piernas. Sin pensármelo agarre la primera herramienta que vi y se la lancé pero el gato la esquivó. Mi mujer al oír tanto ruido bajo al sótano y al entender lo ocurrido decidió devolver el gato o dárselo a alguna familia que lo cuidara como se merecía a pesar de que era su favorito. Pero la situación requería tomar medidas, era muy delicada. Le pedí disculpas a mi mujer, porque cuando el odio se apodera de ti no hay vuelta atrás y arrebatas la vida al más cercano aún sin tener culpa, la sangre fría no te deja pensar, pero ella sabía que era imposible sacar de mí esas actitudes, además corría peligro, no solo ella sino todo el vecindario. En cuestión de segundos podría acabar con ella y con todo el que me rodeara. Necesitaba un medico, un experto, alguien que me ayudara a borrar y quemar esos pensamientos, alguien que me entendiera y que resolviera estas situaciones complicadas y delicadas. Metimos al gato en un cajón y llamamos al vecino para que se lo llevara antes de que ocurriera otra desgracia y muy agradecido aceptó. Pasaron algunos días y no encontramos a nadie que resolviera mi caso aunque mi actitud iba cambiando todavía necesitaba a alguien que me ayudara. Cierta mañana, después de reflexionar varias noches en lo que había ocurrido y de irse mi mujer a seguir buscando ayuda, me levanto como si de un día normal se tratara, sin preocupaciones, sin gato, como una familia mas del vecindario. Bajo al sótano y para mi sorpresa me encuentro a un gato, pensando que se trataba de una pesadilla decido frotarme los ojos y milagrosamente el animal ya no se encontraba allí creía que la mente me había jugado una mala pasada pero vuelvo a mirar para asegurarme de que se había desvanecido, no, el gato estaba allí y me lanza uno de sus irritables maullidos, al acercarme a él curiosamente percibo que es el mismo gato que tenía hace unos días y que creía que estaba en manos del vecino. Lo reconozco y él me reconoce a mí, se me acerca e inesperadamente me clava sus desgarradoras garras. Lleno de ira, odio y maldad cojo la pistola de tachas que había a mi lado y que desgraciadamente estaba cargada le clavo una en el único ojo que le quedaba, cae rendido a mis pies sin tambalear y contemplo como su alma muere desangrada ante mis ojos. Me recorre una brisa de impotencia, dolor, crueldad, culpabilidad contra mí mismo y al igual que él caigo rendido a sus patas. Transcurren varias horas y se desvanecen mis pensamientos, mis ideas, mi vida. Al llegar mi mujer, tras buscar por toda la casa sin hallar rastros de mi, baja al sótano y al contemplar la escena, cae al suelo, sobre mi espalda, abrazándome, con lágrimas de dolor, con gemidos de tristeza como si le hubieran arrancado su propia vida. ¡Me había suicidado por un crimen cometido!

Betsaida 4ºB dijo...

Información sobre la obra:
(título original en inglés: The Black Cat) es un cuento de horror del escritor estadounidense Edgar Allan Poe, publicado en el periódico Saturday Evening Post de Filadelfia en su número del 19 de agosto de 1843.
El gato negro es uno de los más conocidos cuentos siniestros de Poe, así como uno de sus grandes relatos psicológicos. La combinación de ambos elementos, horror y psicología, parece conducir directamente a la expresión terror psicológico, que hoy sabemos inspirada en la singularidad artística de este autor y que podría definirse como aquella fórmula literaria que aspira a conjugar en una síntesis superior miedo, enajenación y arte. Dejando de momento aparte los presuntos contenidos autobiográficos y supersticiosos, son tres los temas principales que desarrolló su autor en El gato negro, y los tres se hallan estrechamente relacionados entre sí. En primer lugar, como se indica, la locura, espantosamente presente en otro cuento producido en ese mismo año de 1843, con el cual, por doble motivo, pues, a menudo se vincula a El gato negro; se trata de El corazón delator.

Tanto en uno como en el otro el protagonista se ve aquejado por incontrolables accesos de demencia sádica; en el caso de este último, parece ‘congénita’, mientras que en el de El gato negro se deriva de una severa adicción. Otro tema común a ambas narraciones es el de la culpa, con un acusado matiz persecutorio, y, muy vinculado a aquél, el de la perverseness (no exactamente la 'perversidad' en castellano), aspecto de la maldad que en Poe aparece revestido de singulares connotaciones masoquistas; una rara especie de justicia poética. Este concepto se encuentra extensamente desarrollado en un relato posterior, El demonio de la perversidad (1845), en el cual asistimos, como en las dos obras aludidas, a la absurda e imprevisible autoinculpación de un asesino.

Pero El gato negro es tan personal y significativo dentro del corpus de la obra poeana que en realidad muestra paralelismos y similitudes con casi todos los grandes títulos del autor, y esas similitudes recaen precisamente en las mayores virtudes literariamente horripilantes que lo caracterizaban. Comparte, por ejemplo, con La caída de la Casa Usher la recreación de los peores tormentos domésticos, del personaje desquiciado y de su acelerado descenso a los infiernos. Con El barril de amontillado, el final sorprendente y estremecedor (algo más que estremecedor en el caso de El gato negro), así como el ritmo narrativo hipnotizante. Con La verdad sobre el caso del señor Valdemar, el contenido espantoso en sí mismo. Con Berenice, el obsceno componente sádico. Con Los crímenes de la calle Morgue, la violencia monstruosa.
Lo es al menos por el retrato de lo que Poe denomina "intemperancia", así como del triángulo que formaban de hecho, en su hogar, él mismo, su mujer, Virginia Clemm, y el gato real, llamado Catarina, con el que convivían.La dantesca escena final del relato —una de las recreaciones más perfectas que se han urdido, en el plano simbólico, de aquello a que puede conducir un infierno conyugal—, en la cual se mezclan a partes iguales los horrores visuales con los auditivos, es pura materia de pesadilla, y de hecho se trata de una de las preferidas por los artistas gráficos a la hora de ilustrar los volúmenes de cuentos de Poe.

Betsaida 4ºB dijo...

Mi título alternativo es: "El crimen gatuno"

FANI 4ºB dijo...

Hola, lo he subido tarde, porque el viernes no me dejó subirlo, no sé porqué motivos, pero me fue imposible.

Al cuarto día del asesinato, un grupo de policías se presentó inesperadamente y procedió a una nueva y rigurosa inspección. Convencido de que mi escondrijo era impenetrable no sentí la más mínima inquietud. Mi corazón latía tranquilamente, bajamos al sótano y yo caminaba de un lado a otro con los brazos cruzados, cuando de repente, una voz respondió dentro de la tumba, mientras yo les decía a los señores policías que si ya se marchaban, que la casa estaba en perfectas condiciones, se escuchó un quejido sordo y entre cortado al comienzo, semejante al sollozar de un niño, que luego creció rápidamente hasta convertise en un largo, agudo y continuo alarido, anormal, como inhumano, un aullido, un clamor de lamentación, mitad de horror , mitad de triunfo, como sólo se puede haber brotado en el infierno de la garganta de los condenados en su agonía y de los demonios exultantes en la condenación

FANI 4ºB dijo...

Hablar de lo que pensé en ese momento sería una locura, presa de vértigo, corrí tambaleandome hasta la pared contraria. Por un instante, el grupo de hombres en la escalera quedó paralizado por le terror. Luego, una docena de robustas manos atacaron la pared, que cayó de una pieza.
El cadáver de mi querida esposa, corrompido y manchando de sangre coagulada, apareció de pie ante los ojos de los espectadores. Sobre su cabeza, con la roja boca abierta y el único ojo como de fuego, estaba agazapado la horrible bestia cuya astucia me había inducido al asesinato, y cuya voz delatadora me entregaba al verdugo. El animal, el cual me miraba con odio y temor al mismo tiempo, se me abalanzó sobre mí, y yo al girar la cabeza y ver el hacha con la que maté a mi esposa, lo agarré y le corté el pescuezo.
Los policías, no dejaron de asombrarse por lo ocurrido,me intentaron atrapar, enfurecido por la situación, y con una mente maquiavélica, los maté, uno por uno sin saber que hacer después, al terminar mis crímenez, me quedé perplejo con todo el sótano lleno de cadáveres y sangre. No podía creer todo que todo eso fue obra mía, yo he matado a policías, a mi esposa... a mi querido esposa ¡dios mío!.

FANI 4ºB dijo...

Pasaron minutos, horas, semanas, hasta que decidí lo que hacer con los cuerpos descompuestos y conmigo mismo. Bajé al sótano, los corté en pedacitos y los metí en una bolsa,lo cual entre el mal olor y mi poca fuerza me llevó tres horas. Después de cerrar la bolsa, subí a la sala de estar y me paseé por ella una y mil veces, meditando, llorando como un bebé, después de haber cometido todos esos crímenes tan violentos.
Se me ocurrió el entregarme, estaba sucio, no había tocado ropa,comida, agua desde que cometí esas barbaridades. Salí de la casa con la bolsa en mano, la cual daba un olor espantoso y la metí en el maletero del auto. Me introduje en el asiento del piloto, temblando, nervioso, con la mente en blanco... arranqué. Con una presencia no muy agradable me paré en la gasolinera,fuí a comer algo, me pedí un agua y un bocadillo de pechuga el cual ni lo probé, ni lo pagué. Era el centro de atención de esa gasolinera, todo el mundo me miraba de manera extraña, como si fuera de otro planeta, lo cierto es que sí, no estaba en mi mejor momento. Salí como un loco de la gasolinera, visualizando mi coche el cual veía a cuatro metros de mí. Corrí, me subí y arranqué. A unos ocho kilómetros más adelante me paré y me bajé, era una tienda de ropa, entré, todos hablaban alto de mí, no me detuve ni un instante, cogí unos pantalones negros y una blusa azul y lo robé.
Por último, antes de entregarme me bajé más adelante, era una avenida con vistas preciosas, sólo escuchaba el mar y el viento, yo me senté en el banco, y grité, grité con todas mis fuerzas, como jamás lo hubiese echo, sentía tanto miedo, rabia, angustia.. Pasaron dos horas y me subí al coche.
Llegué a la comisaría, y le pedí hablar con el comisario, todos los policías me miraban y murmuraban que que tendría en la bolsa, que porqué huele tan mal. El comisario me recibió en un enorme y lujoso despacho. Yo atemorizado le entregué la bolsa sin decirle ni media palabra, el salió y la abrió fuera, y cuando llegó me preguntó una y mil veces que de quien era eso, yo no respondía, y el al ver que no colaboraba me encerró, sin comida, sin bebida...
A los tres días lo llamé gritando, fui yo dije, yo maté a sus tres policías, a dos gatos y a mi querida y amada esposa, ¡fui yo!. Me preguntó que porqué todos esos crímenes, y yo dije, sabían mucho, tenían que morir. El comisario no se lo pensó me llevó a un manicomio,al dejarme allí me dijo verás como te recuperas, no temas, yo le dije, mi misión ha acabado, ya he echo demasiado daño a gentey no quiero hacerle más daño a nadie, gracias, saqué una pistola del bolsillo trasero de mi pantalón la cual le quité mientras fue a abrir la bolsa a la calle, y me disparé en la cien, vi por una décima de segundos como venía corriendo y pedía auxilio, pero... era demasiado tarde, me tenía que ir mi misión terminó.

FANI 4ºB dijo...

Título alternativo de la obra: MUERTE MAQUIAVÉLICA