10/5/11

166. "Payasín figurín": Matemáticas...¡¡de cuento!!. Actividad de creatividad realizada en la asignatura de matemáticas (Grupo de 4º A)

¡¡Aloja aquí tu cuento realizado desde la materia de Matemáticas!!
Cuando estén las cuatro propuestas, abriremos una encuesta para invitar a que voten por su cuento favorito...
Propuesta 1: grupo de Omar, Isaac, Marta Perera e Isaura
Propuesta 2: grupo de Laura, Jesús, Sarah, Dafne y Sheila
Propuesta 3: grupo Alberto, Marta Ll., Ariadna, Gabriel y Pedro
Propuesta 4:
La encuensta, en este mismo Blog... en la columna derecha ¡¡Anima a tus compañeros a leerlos y a votar...!!

14 comentarios:

Isaac AJL 4ºA dijo...

PAYASÍN FIGURÍN

Había una vez un circo que alegraba siempre el corazón a los niños del Pueblo de las Soluciones. Era famoso por su circo y las personas que iban a visitarlo salían contentas ya que se quedaban maravillados con sus espectáculos. El Pueblo de las Soluciones estaba lleno de colores. Los árboles en vez de color verde era de colores vivos y llamativos, las calles tenían nombres de matemáticos como Ruffini, Pitágoras… Entre estas había una especial llamada La Calle del Centro, dónde jugaban todos los niños al fútbol entre algunos otros juegos. En esa calle había una tienda llamada El Cuadrado. Ahí los niños compraban la merienda para ir bien alimentados para ver las funciones teatrales del Payasen Figurín.

Payasen Figurín es el nombre artístico de Aristo, un hombre de 30 años que es pluriempleado, profesor de matemáticas y payaso. Éste tiene una novia llamada Fórmula, de 29 años que trabaja de cajera en un supermercado (Mercadona). Ellos tienen un hijo llamado Ecu, de 10 años, al que le gustaban mucho las matemáticas, sobre todo el tema de las ecuaciones, ya que le resultaba familiar. La abuela de Ecu era Verti, de 75 años. Verti tiene además de Aristo otro hijo, Trapecio. Trapecio tenía 35 años, vivía en el pueblo de los Absurdos, es rico, malo, y el jefe del circo en el que trabaja Aristo. Él tenía envidia de Aristo porque en el circo nadie lo quería y a su hermano sí.

Ruffi, el perro, despierta todas las mañanas a Aristo para que vaya a trabajar, Según se levanta va a despertar a Ecu. Aristo va a la cocina, prepara el desayuno y ambos se sientan a la mesa. Cuando terminan, Ecu va a despertar a Fórmula, su madre, mientras Aristo le prepara el desayuno. Aristo y Ecu se van juntos al colegio de los 6 metros. De camino al colegio se encuentran siempre con Acción, el mejor amigo de Ecu. El colegio tiene forma de triángulo equilátero, tenía 133 aulas, 1419 y 23 baños, 10 para niños, 10 para niñas y 3 para profesores.

Isaac AJL 4ºA dijo...

Cada aula tenía una forma poligonal diferente. Tenía 6 horas de clase, pero ninguna era tan divertida como la clase de matemáticas de Aristo. Todos los niños estaban contentos con él dentro y fuera del colegio, porque era un gran profesor, enseñaba bien y no aburría a sus alumnos. Al terminar las clases, Aristo, Ecu y Acción contaban los metros que había entre el colegio y sus respectivas casas; del colegio a la casa de Acción eran 3’1 hm. Al llegar a casa, Ecu esperaba impaciente que su madre Fórmula le preparase la merienda para ir al circo a ver a su padre actuar. El número que representaba el Payasen Figurín era el más divertido de todo el circo, ya que animaba día a día a los niños. Trapecio, envidioso de su hermano planeó un plan malvado para fastidiar la actuación del día siguiente de Aristo.

Éste plan consistía en rociar la plataforma dónde actuaba Aristo con aceite. Llegado el día del plan malvado de Trapecio, Aristo se dirigió inconscientemente a la plataforma para actuar. Al pisar la plataforma cayó inesperadamente de espalda, y el público se rió tanto que calificaron esa actuación como una de las mejores de Aristo. Trapecio, al ver que su plan no sirvió, pensó en volver a intentarlo el día siguiente. Su segundo plan consistía en verter un bote de pintura verde sobre Aristo en medio de su actuación. Al día siguiente, terminando la actuación, Trapecio dejó caer el cubo sobre la cabeza de Aristo, volviendo a producir risas en el público. Todo el público pensaba que era parte de la actuación, pero Aristo sabía que no, que algo raro pasaba con todo eso; primero el aceite y luego la pintura.

Isaac AJL 4ºA dijo...

Aristo empezó a investigar sobre quién podía ser el autor de los hechos. Tras varios días de investigación, no tenía ninguna pista de quién, ya que Trapecio había dejado de hacer trastada porque era muy cuico y sabía que Aristo estaba sospechando. Aristo le había comentado a su madre Verti que la persona que le estaba haciendo las trastadas ara alguien cercano a él.

Ésta le preguntó quiénes creía que eran las personas más cercanas que podían estar haciéndoles esas cosas. Él le respondió que las personas más cercanas eran el mejor amigo, su hermano y su novia. Al día siguiente, mientras iba caminando al colegio le iba dando vueltas a la cabeza. Se paró a pensar unos minutos. Él estaba seguro de que su novia no podía ser, porque a parte de ser su novia y la madre de su hijo, no estaba presente en el momento de los hechos, porque ella estaba trabajando. Tampoco podía ser su mejor amigo Pi, el malabarista, porque estaban actuando juntos y podía haber salido perjudicado. Solo quedaba su hermano, pero no podía ser porque él creía que le quería mucho.

En la actuación de esa tarde colocó una cámara para averiguar quién era el culpable. En esa actuación descubrió que su hermano era el culpable de los hechos; se quedó alucinado porque él era la última persona de la que sospecharía.

Después de la actuación no se dirigió a su casa, fue al Pueblo de los Absurdos a buscar respuestas con su querido perro Ruffi. Fueron al jardín de la casa de Trapecio a observarle y lo encontró in fraganti preparando otro plan para fastidiarle la actuación. Entró a la fuerza en la casa de Trapecio, pero le detuvieron los secuaces de Trapecio, ya que le habían seguido desde el circo. Sus secuaces eran trabajadores del circo; eran tres, Newton, Einstein y Diofantes. Newton era el más fuerte, Einstein era el inteligente del grupo, y Diofantes el que solucionaba los problemas que había entre ellos.

Isaac AJL 4ºA dijo...

Ruffi huyó hasta su casa ladrando para que le hicieran caso. Cuando llegó, Fórmula, Ecu y Verti se extrañaron de ver a Ruffi tan alterado y solo, así que le siguieron y llegaron a casa de Trapecio. Una vez allí, miraron por la ventana y encontraron a Aristo amarrado en una silla.

Verti hizo memoria y se acordó de que en sus mejores momentos era la mejor maga del circo. Recordó varios trucos. Tras pensar varios segundos, se acordó de un truco que le había enseñado un gran amigo de ella durante sus 75 años. Se puso manos a la obra, pensar en todo lo bueno que le había pasado. Cogió a Ecu y a Fórmula de la mano para transmitir toda su energía tanto a su nieto como a su nuera. Rápidamente se hicieron invisibles. Antes de ello, dijo las palabras mágicas, “Alabín, Alabán, Alabínbomban”. Entraron en la casa traspasando la pared.

Una vez dentro, Fórmula desamarró a Aristo, mientras Ecu y Verti encerraron a Trapecio en su habitación con llave. Cuando todo estaba ya en su sitio; Aristo libre, y todos fuera de la casa y muy felices. Trapecio, al ver la felicidad de la familia, se arrepintió y, tras escapar, se disculpó con toda su familia y fue aceptado como uno más.

FIN

Componentes del grupo:

- Omar González Machín
- Isaac Aarón Jesús Lorenzo
- Marta Perera Díaz
- Isaura Santana Hernández

Laura dijo...

Hola, soy Laura Zerpa Sánchez, 4º A
Payasín Figurín:
Ruffini era un payaso muy alegre. Sus extremidades tenían formas geométricas y vivía en una casita con forma esférica, en un pueblo llamado Pitágoras. A este payaso le gustaban mucho las matemáticas, sobre todo resolver problemas complicados.
Hacía tiempo que Ruffini se había fijado en una chica del pueblo, que casualmente era quien ocasionaba los problemas en el mismo. Su nombre era Incógnita y muy guapa no era que digamos, ya que tenía el cuerpo cuadrado y la cara puntiaguda, como un triángulo invertido. Incógnita trabajaba en la heladería del pueblo, llamada “números frescos”.
Hacía tiempo que Ruffini había abandonado el circo “Ábaco” y había comenzado a dar clases de matemáticas en la escuela del pueblo. A él le gustaba llamar “raíces” a sus alumnos de forma cariñosa. A parte de ser un gran profesor, admirado por todos sus alumnos, también era muy representativo y apreciado en el pueblo, ya que era quien solucionaba todos los problemas.
Un domingo Incógnita paseaba por el parque “Sumas y restas” cuando escuchó rumores de que alguien estaba solucionando todos los problemas que ella causaba. Entonces se sintió muy molesta e irritada porque alguien le estaba estropeando su plan. Ella causaba los problemas para burlarse al ver cómo se frustraban todos al no saber solucionarlos y al ver cómo se peleaban y discutían por esta razón, se sentía ofendida porque los demás la miraban mal por lo fea que era y esa era su forma de vengarse.
Así que Incógnita decidió comenzar a investigar para averiguar quién era esa persona.
Una tarde como otra cualquiera Ruffini decidió ir a la heladería del pueblo, situada en el parque del pueblo y tomar un “x+2y”, su helado preferido. Pensaba una y otra vez en lo atractiva y simpática que era la preciosa chica de la heladería. Era curioso, a todo el mundo le parecía la chica más fea del pueblo y a Ruffini le resultaba guapa.

Laura dijo...

En ese momento se sintió con el valor suficiente para preguntarle por su nombre. Ella, con gran simpática le contestó que se llamaba Incógnita y le dedicó una bonita sonrisa.
Se pasaron un buen rato hablando en la barra y cada vez más gente abarrotaba la heladería. A Incógnita se le acumulaba el trabajo, por eso Ruffini se ofreció a ayudarla, saltó la barra y comenzó a repartir helados. Después de atender a todos los clientes Incógnita se dispuso a cerrar el local e irse a casa. Pero se sentía muy cómodo con ella y no quería volver a casa tan pronto. Así que se armó de valor y la invitó a cenar en el restaurante más famoso del pueblo, llamado “Inecuaciones”.
Pidieron una sopa de multiplicaciones y comenzaron a hablar de nuevo mientras esperaban al camarero.
De repente, el camarero tropezó con un bolso del suelo y derramó las sopas sobre la mesa, mojó a Incógnita por completo y ella gritó al quemarse la piel y la cara.
Incógnita echó una mirada envenenada al camarero y se marchó corriendo y muy enfadada. Ruffini no la volvió a ver más, ni siquiera en la heladería, que ahora estaba todas las tardes cerrada. Un día Ruffini decidió salir a dar un paseo por el parque para tomar el aire y así despejar su mente.
Allí vio a una chica de pelo claro y ojos azules Ruffini estaba sentado en un banco cuando se percató de que la joven se dirigía hacia él con paso firme. Al lelgar a donde él estaba, la chica se paró dudosa y le preguntó tímidamente si él era Tangente, su antiguo profesor de literatura de la universidad. Ruffini la miró confuso y le respondió que estaba equivocada y que él era profesor de matemáticas. La joven se disculpó amablemente y le dijo que era curioso, su cara aún le resultaba familiar. Le preguntó por su nombre y entonces exclamó:
-¡Aaah! Ya sé. Usted es el profesor que me enseñó matemáticas en mi primer año de universidad.
Ruffini la miró desconcertado al no reconocerla.
-Perdona que no me acuerde de ti, pero he tenido muchos alumnos y es muy difícil acordarme de todas las caras.
-Entiendo, soy Formulita. Yo tenía el pelo negro y largo y… Era muy callada en clase. Te llegué a solicitar muchas revisiones de examen. Conozco una heladería estupenda donde venden un helado delicioso llamado “x+2y”. Si quieres podemos ir, así quizás se te refresca la memoria.-Dijo la joven bromeando. Ruffini aceptó la invitación sin pensarlo dos veces, ese helado también era su favorito.

Laura dijo...

Al entrar en la heladería Ruffini se encontró de frente con Incógnita, quien le puso mala cara y le atendió de forma fría y seca. Parecía conocer a la chica que le acompañaba, pues puso cara de sorpresa al verla a su lado y la saludó fingiendo alegría por verla. Había estado más de una semana sin abrir la heladería después del percance en el restaurante. ¿Por qué? Quizás había caído enferma.
Ruffini y Formulita sentaron en una mesa y comenzaron a hablar de aquel tiempo en el que eran alumna y profesor, contando las divertidas anécdotas que les ocurrió en clase. El helado estaba delicioso, Ruffini se sentía muy bien con aquella chica, ya se acordaba de quién era más o menos y comenzó a bromear al recordar que era una alumna magnífica y se le daban muy bien las inecuaciones pero que era horrible a la hora de trabajar con la trigonometría.
-¿Cuántos años tienes ya, Formulita?
-27 años, qué rápido pasa el tiempo ¿eh?
-Sí, y tanto.
-¿Sigues dando clases? –Inquirió ella.
-Sí, pero los alumnos ya no son lo que eran, chica.
Mientras ellos se lo pasaban tan bien hablando y tomando el helado, Incógnita les miraba celosa desde la barra, su rabia se reflejaba en su rostro malhumorado.
Ella se sentía confusa: Por un lado odiaba a Ruffini porque la primera cota había sido un desastre por culpa del camarero. Se había pasado una semana en casa, constipada, sin poder hablar y mucho menos trabajar.
Pero por otro lado sentía algo inexplicable y desconocido en su interior al verle bromeando con su antigua compañera de trabajo.
¿Era sólo amistad lo que sentía por Ruffini?
En su mente se repetía constantemente la misma frase:
“Formulita… Me arruinaste el trabajo del restaurante, casi me robas el de la heladería, te ligaste a mi ex novio y mataste a mi hámster “Restitas”. Ahora no me vas a robar a ese hombre”.
Tenía que buscar una buena táctica para dejarla en ridículo y hacerla desaparecer. Pero no quería volverse loca, sólo quería que se fueran de su heladería.

Laura dijo...

Cuando Ruffini se acercó a pagar el helado, Incógnita intentó mostrarse indiferente, pero su rostro la delató y esta vez él se atrevió a hablar:
-¿Cómo estás?
-Yo bien, genial.-Le dijo de forma irónica y tajante.
-¿Te pasa algo? ¿He hecho algo que te molestara?
-No.
-Oye, lo siento por lo de la cena. Quizás en otra ocasión…
-Toma, tu cambio. ¡Siguiente!-Le respondió interrumpiéndole de forma abrupta.
Al volver a casa Ruffini se tiró agotado en la cama, la soledad de su piso le resultó insoportable. Pensó en llamar a Incógnita, pero a esas horas…
Bueno, ¿qué importaba? Necesitaba hablar urgentemente con ella.
-¿Dígame?-Su voz sonó muy débil.
-¿Incógnita? ¿Estás despierta?
-Ahora sí. ¿Qué demonios quieres? ¿Sabes qué hora es?
-Lo siento, necesito hablar contigo.
-¿Qué? ¿De qué?- Dijo en tono enfadado.
-Verás… me siento fatal por lo de la cena, quiero compensártelo de alguna forma…-Se sinceró él.
-Ya lo hiciste. ¿Te cae bien? ¿Es guapa verdad?
-¿Qué? ¿De quién hablas?... Espera. Formulita… Estás celosa de ella. No me lo puedo creer, no es más que una antigua alumna.
-Sí, ya… Seguro.-Dijo con tono irónico.
-¿Qué te crees? ¿Que me gusta? ¿Estás loca? Oh. Vamos Incógnita, te juro que no es así, créeme. Te invito a cenar mañana y hablamos mejor. ¿Te parece?
-No estés jugando conmigo, y no me lleves al mismo restaurante. Esta vez yo elijo el sitio Adiós.
Colgó sin darle la oportunidad de hablar.

Laura dijo...

Llegó la noche esperada, Ruffini estaba ansioso y sólo deseaba que todo saliera bien. La noche anterior no pudo dormir después de hablar con Incógnita y descubrió algo inesperado: Estaba enamorado de ella.
Era tan misteriosa, tan atractiva y magnética… Ojalá ella sintiera lo mismo.
Se preparó bien para la ocasión y compró un pequeño detalle: un lindo osito de peluche pequeño y mono que agarraba un corazón entre sus manos en el que se leía: “Lo siento, te quiero”.
Ruffini se fue a su casa, se presentó con el peluche en las manos y una rosa en la boca.
-Gracias. Vamos. El restaurante no está muy lejos, en la calle “Míster Raíz cuadrada”. Se llama “Radicalmente delicioso”.
Se fueron en el coche, comieron y Ruffini se disculpó una y mil veces por el percance.
-¡Eh! ¡Para ya! Estás perdonado. Tengo que decirte algo que me da miedo.
-¿El qué? No temas mujer.
-Sólo te pido un favor: cierra los ojos y sólo déjate llevar. Escúchame.
Al poco de cerrar los ojos Ruffini sintió el suave roce de unos dulces labios deslizándose por los suyos. El fluido de sentimientos fue muy profundo e intenso. Su corazón se desbocó a toda velocidad.
Abrió los ojos para verla, tan bella. Ya dejó de besarle, sólo la contemplaba ante la mirada de todo el restaurante cuando ella dijo:
-¿Me has escuchado? Te quiero.- Sonrió sincera, hermosa y enamorada.

Laura dijo...

Soy Laura Zerpa de 4º A.
El relato de Payasín figurín subido anteriormente fue escrito por el grupo compuesto por:
Laura Zerpa Sánchez.
Jesús Perez Castellano.
Sarah Santana Guerra.
Dafne Perez Santos.
Sheila Viera García.

Vicky Lozano! dijo...

Que linda la segunda historia, fué la que más me gustó.

Alberto, Marta L, Ariadna, Gabriel y Pedro dijo...

PAYASÍN FIGURÍN (GRUPO 3)

Cuenta la leyenda, que en un pueblo llamado Matesburgo, en el que los árboles eran figuras geométricas, las montañas triángulos y las nubes tenían forma ovalada, con casas cuadradas y sus tejados triangulares. Hacía unos meses se había instalado un pequeño circo, donde actuaba Payasín Figurín.
El circo era cutre y no tenía ningún aliciente para que la gente fuera a ver el espectáculo. Había actuaciones de todo tipo; acrobacias, trapecistas y la de Payasín Figurín, que todavía no se había estrenado.
Payasín llevaba una vida triste, ya que no conocía a su familia y también desconocía su origen. Su llegada a Matesburgo le había animado un poco porque iba a trabajar en lo que él había soñado, hacer disfrutar a la gente.
Durante toda su vida había ido deambulando de aquí para allá, sin encontrar su sitio, un lugar donde encajar. Había vivido muchas penurias, en sus primeros años estuvo en un orfanato, donde no tenía amigos, siempre solo y triste. Tras su estancia en el orfanato estuvo un tiempo viviendo en la calle, buscando algo, una señal que le guiara a un lugar.
Un día caminando por una calle, en la que el viento soplaba en forma de espiral, empezaron a volar papeles. Uno de ellos se le quedó pegado a su pierna por culpa de la fina lluvia que estaba cayendo. Se llevó una gran sorpresa al quitarse el papel y ver que era el anuncio de un circo.

Alberto, Marta L, Ariadna, Gabriel y Pedro dijo...

PAYASÍN FIGURÍN (GRUPO 3)

Tras leerlo comenzó a caminar muy contento en busca de ese circo y ese lugar desconocido, a los que tanto tiempo había deseado encontrar. Tras varios días caminando, ya estaba muy cansado y comenzaba a pensar que nunca lo encontraría. Era de noche, y como no veía nada, decidió tumbarse en la ladera en la que se encontraba. Al amanecer, abrió los ojos y divisó a lo lejos una gran carpa de color, se levanto rápidamente y corrió desesperado hacia ella.
Al llegar, se asomó y vio que los actores estaban ensayando sus números. Mientras estaba escondido, se tropezó y tiro unas cajas, lo que despisto al equilibrista que tenía forma de uno, este se calló y al darse con el suelo se lesionó. Payasín fue a ayudar al equilibrista, que con el brazo roto se enfado mucho con él, porque llevaba mucho tiempo ensayando y ahora la gente no lo podía ver. Ante el enfado del equilibrista Payasín dijo que él era capaz de transformarse en cualquier número, que deseaba trabajar en el circo y que practicando, seguro que le saldría la actuación.
Después de algunas semanas de ensayo, era el gran día de Payasín, había llegado el día de su estreno. Transformado en uno y muy nervioso subió las escaleras, cuando llego arriba vio que la gente del circo estaba mirándolo. Se dispuso a caminar por la cuerda cuando se tambaleó y gracias a que consiguió agarrarse, no cayó.

Alberto, Marta L, Ariadna, Gabriel y Pedro dijo...

PAYASÍN FIGURÍN (GRUPO 3)

La gente se reía de él, lo que hizo que volviera a la cuerda y terminara su camino sin volver a fallar. Los espectadores quedaron sorprendidos al ver su hazaña. Así comenzó el éxito de Payasín y consigo el éxito del circo.
Gracias a Payasín, el circo comenzó a hacer anuncios con su imagen, para promocionar la gira que comenzaba en una semana. La gira triunfaba por donde pasaba, todo el mundo quedaba alucinado con las nuevas actuaciones de Payasín.
Los anuncios llegaron a todas partes, hasta Matenpichu el lugar más perdido del mundo, donde una familia quedo muy sorprendida al ver la foto de Payasín, había algo que le resultaba familiar.
Cuando el circo llegó a Matenpichu, Payasin estaba muy nervioso, era el fin de la gira y la llegada de sus vacaciones pero esa noche era diferente, tenía la sensación de que algo iba a pasar, recordó la primera vez que actuó, aquella caída en su estreno.
Como la primera vez, subió las escaleras muy nervioso, al llegar arriba encaró la cuerda, dio el primer paso, más tembloroso de lo normal; el segundo consiguió darlo bien, giro la cabeza y vio algo que lo dejo obnubilado, por pura inercia llego a dar el tercer paso hasta llegar al final. Ante el aplauso de los espectadores se dirigió rápidamente hacia eso que lo dejo impresionado. Al acercarse descubrió que eran unas personas iguales a él. Eran una familia, su familia…